miércoles, 5 de agosto de 2020

El microchip.

Hace años, se viene hablando -tanto en ambientes cristianos como no creyentes- del interés que tendrían algunas organizaciones en plena globalización. de insertarnos un microchip, con el fin de tenernos monitoreados y controlados. Unos lo creen y a otros les parece una tontería.

Yo no me lo tomaría a broma, precisamente. Evidentemente no tengo ni idea de lo que va a pasar en el futuro, pero este tema me preocupa desde hace años, por varias razones, entre ellas la insistencia con la que parecen insistirnos poco a poco en el el tanshumanismo.

El microchip, existir existe, generalmente insertado en la mano. De hecho cada vez mas hombres de negocios lo llevan  porque según dicen, les facilita todo el sistema de pagos, o el acceso a algunos lugares, sin necesidad de tener que utilizar ningún accesorio como targetas, teléfonos móviles,etc... También en algunos lugares de Europa se está popularizando el pago y la identificación por medio del microchip. Esto no es ningún secreto, hasta documentales se han hecho, así que no entiendo los comentarios irónicos o las risitas sarcásticas que les dan a algunos (sobretodo desde los medios de comunicación) como si esto fueran cosas de conspiranoicos con un gorro de aluminio.


Por otro lado después de que importantes organismos hallan puesto de moda especialmente entre los más jóvenes dudar de su orientación sexual y operarse para "cambiar" de sexo, el próximo paso "trans" es el transhumanismo, o sea profanar el templo de nuestro cuerpo metiendo aparatos tecnológicos. Intentan poner de moda la idea de ser cyborg. Ya hay documentales que promocionan personas, generalmente jóvenes. que se han insertado quirúrgicamente antenas y sensores en el cerebro. Normal, lo que quieren es que los más jóvenes lo vean como algo cool y guay. Quede claro que no juzgo a las personas que se han insertado estos dispositivos,  (opino de las actitudes, a las personas las respeto) seguramente pensarán que es lo correcto.

Se podría objetar que en algunas enfermedades, puede ser necesario introducir algún dispositivo en el cuerpo. Es verdad, pero estamos hablando de enfermedades poco comunes y con un grado de gravedad muy muy extrema, no de un capricho. Es más, incluso algunos de estos enfermos piensan que es mejor, si pueden soportarlo, no usar dispositívos internos. Es un problema de salud grave y una decisión en conciencia muy personal que no puede esgrimirse como ejemplo para toda la humanidad.

Hemos ido cediendo borreguilmente y sin cuestionarnos nada en las modas de nuevas tecnologías cada vez más invasivas de nuestra intimidad. Ya sólo les queda sobrepasar la última barrera. La de la piel. 

Ya basta. A llegado la hora de que paremos esta locura.

Los cristianos pensamos que el cuerpo es un templo de Dios, y no se puede  profanar. Pero también hay muchas personas que aún cuando no tengan fe, intuyen que hay algo peligroso y que atenta contra la persona en la idea de introducirse tecnología, que además no sabemos si pueden alterar negativamente nuestro organismo o genética.

Así que menos risitas y menos cachondeo mediático, que esto es un tema muy serio que exige urgentemente un debate bioético. Si nos vienen con alguna solución en forma de microchip o nanotectcnología, en mi opinión es para decirles que no nos ponemos esas cosas ni de broma. Y mucho menos sin explicaciones y sin un debate bioético por delante.

IFC