lunes, 14 de septiembre de 2020

San Luis María Grignion de Montfort: la cruz.

 San Luis María Grignion de Montfort: selección de parrafos de su obra "Carta a los Amigos de la Cruz":

- "Amigos de la Cruz, discípulos de un Dios crucificado: el misterio de la cruz es un misterio ignorado por los gentiles, rechazado por los judíos, menospreciado por los herejes y los malos cristianos. Pero es el gran misterio que tenéis que aprender en la práctica, en la escuela de Jesucristo [...] Sólo Jesucristo puede enseñaros y haceros saborear ese misterio por su gracia triunfante". 

- "Escuchad al gran San Pablo, que, al bajar del tercer cielo - donde aprendió misterios escondidos a los mismos ángeles-, exclama que no sabe ni quiere saber nada fuera de Jesucristo crucificado. ¡Alégrate, pues, tú, pobre ignorante; tú, humilde mujer sin talento ni letras; si sabes sufrir con alegría, sabes más que un doctor de la Sorbona que no sepa sufrir tan bien como tú! 

- [...] nuestro Dios es un fuego devorador; mediante la cruz, permanece en el alma para purificarla, sin consumirla, como en otro tiempo en la zarza ardiente;"

- "Mirad a tantos apóstoles y mártires teñidos con su propia sangre; a tantas vírgenes y confesores empobrecidos, humillados, arrojados, despreciados. Todos ellos exclaman con San Pablo: Mirad a nuestro bondadoso Jesús, el autor y consumador de la fe que tenemos en él y en su cruz. Tuvo que padecer para entrar, por la cruz, por la cruz, en su gloria. 



Mirad, al lado de Jesús, una espada afilada, que penetra hasta el fondo en el tierno e inocente corazón de María, que nunca tuvo pecado alguno, ni original ni actual. ¡ Lástima que no pueda extenderme aquí sobre los padecimientos de Jesús y María, para hacer ver que lo que sufrimos no es nada en comparación con lo que ellos sufrieron!"

- "Llevad vuestra cruz con alegría. Encontraréis en ella una fuerza victoriosa, a la cual ningún enemigo vuestro podrá resistir; una dulzura encantadora, con la cual nada se puede comparar. Sí, hermanos, sabed que el verdadero paraíso terrenal consiste en sufrir algo por Jesucristo. Preguntad a todos los santos. Os contestarán que jamás gozaron tanto ni sintieron mayores delicias en el alma como en medio de sus mayores tormentos. «Vengan sobre mí todos los tormentos del demonio». decía San Ignacio Mártir. «O padecer o morir», decía Santa Teresa. «No morir, sino padecer», decía Santa Magdalena de Pazzis. «Padecer y ser despreciado por ti», decía San Juan de la Cruz. Y tantos otros hablaron el mismo lenguaje, como leemos en sus biografías".

- "Cuando por ignorancia, o aun por culpa vuestra, cometáis alguna torpeza que os acarree alguna cruz, humillaos inmediatamente dentro de vosotros mismos bajo la poderosa mano de Dios, sin turbación voluntaria, diciendo - por ejemplo - en vuestro interior: «¡Estos son, Señor, los frutos de mi huerto!» Y si en vuestra falta hubiere algún pecado, aceptad la humillación como castigo de vuestro orgullo. 

Muy a menudo, Dios permite que sus mejores servidores, los más elevados en gracia, cometan faltas de las más humillantes para empequeñecerlos a sus propios ojos y delante de los hombres, para quitarles la vista y el pensamiento orgulloso de las gracias que El les comunica y el bien que hacen, de modo que ningún mortal pueda engallarse ante Dios (1 Cor.1.29 ), como dice el Espíritu Santo".

- [...] "Pues existe otro amor. De la cima o ápice del alma, dicen los maestros de la vida espiritual; de la inteligencia, dicen los filósofos. Mediante este amor, aun sin sentir alegría alguna en los sentidos, sin percibir gozo razonable alguno en el alma, amamos y saboreamos, mediante la luz de la fe desnuda, la cruz que llevamos. Mientras tanto, muchas veces todo es guerra y sobresalto en la parte inferior, que gime, se queja, llora y busca alivio. Entonces decimos con Jesucristo: Padre, no se haga mi voluntad, sino la tuya (Lc. 22, 42). O con la Santísima Virgen: Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra (Lc. 1,38)". 

viernes, 11 de septiembre de 2020

Santa María reina en el salmo 44.

Salmo 44,2-10 

Las nupcias del Rey ¡Que llega el Esposo, salid a recibirlo! (Mt 25,6) Me brota del corazón un poema bello, recito mis versos a un rey; mi lengua es ágil pluma de escribano. Eres el más bello de los hombres, en tus labios se derrama la gracia, el Señor te bendice eternamente. Cíñete al flanco la espada, valiente: es tu gala y tu orgullo; cabalga victorioso por la verdad y la justicia, tu diestra te enseñe a realizar proezas. Tus flechas son agudas, los pueblos se te rinden, se acobardan los enemigos del rey. Tu trono, oh Dios, permanece para siempre, cetro de rectitud es tu cetro real; has amado la justicia y odiado la impiedad: por eso el Señor, tu Dios, te ha ungido con aceite de júbilo entre todos tus compañeros. A mirra, áloe y acacia huelen tus vestidos, desde los palacios de marfiles te deleitan las arpas. Hijas de reyes salen a tu encuentro, de pie a tu derecha está la reina, enjoyada con oro de Ofir. 

 Escucha, hija, mira: inclina el oído, olvida tu pueblo y la casa paterna; prendado está el rey de tu belleza: póstrate ante él, que él es tu señor. La ciudad de Tiro viene con regalos, los pueblos más ricos buscan tu favor. Ya entra la princesa, bellísima, vestida de perlas y brocado; la llevan ante el rey, con séquito de vírgenes, la siguen sus compañeras: la traen entre alegría y algazara, van entrando en el palacio real. «A cambio de tus padres, tendrás hijos, que nombrarás príncipes por toda la tierra.» Quiero hacer memorable tu nombre por generaciones y generaciones, y los pueblos te alabarán por los siglos de los siglos.


En el Antiguo Testamento, la figura de la reina madre era muy importante, Hay numerosísimos ejemplos en el libro de los reyes 1º y 2º. Puesto que Jesús es el Mesías, el rey, y su madre, la Virgen María es reina. Y como dice el salmo:

"De pie a tu derecha está la reina, enjoyada con oro de Ofir". 

Jesucristo Dios Hijo está a la derecha de Dios Padre y con el Espíritu Santo, Tres Personas un sólo Dios. Santa María Virgen está como reina a la derecha de Jesucristo Rey, sitio de honor y predilección. Enjoyada con la gracia del Espíritu Santo. Ella es la llena de gracia.

"Prendado está el rey de tu belleza: póstrate ante él, que él es tu señor".

 Ella es la elegida por Dios para dar a luz al Salvador, y seguir permaneciendo virgen (antes, durante y después del parto). Verdaderamente es Puerta del Cielo.

"Tendrás hijos que nombrarás príncipes por toda la tierra". 

Efectivamente, Primero el Verbo Encarnado, Jesús y después cada creyente, que es un hijo espiritual de la Virgen María, ella es la madre de todos los cristianos. Cada bautizado es sacerdote profeta y rey.

"Quiero hacer memorable tu nombre por generaciones y generaciones, y los pueblos te alabarán por los siglos de los siglos".

Es lo que quiere Dios. Como dice  la Virgen en el Magnificat (Lc 1, 46-55): "desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque  el Poderoso ha hecho obras grandes por mí"  Lo dijo proféticamente, todas las generaciones han venerado a María, de ahí la importacia de rezar el Santo Rosario.

IFC

San Pablo VI. Transmitir el evangelio.

 

Fragmentos de la exhortación apostólica "Evangelii nuntiandi"(1975) de san Pablo VI:

13. Quienes acogen con sinceridad la Buena Nueva, mediante tal acogida y la participación en la fe, se reúnen pues en el nombre de Jesús para buscar juntos el reino, construirlo, vivirlo. Ellos constituyen una comunidad que es a la vez evangelizadora. La orden dada a los Doce: "Id y proclamad la Buena Nueva", vale también, aunque de manera diversa, para todos los cristianos. Por esto Pedro los define "pueblo adquirido para pregonar las excelencias del que os llamó de la tinieblas a su luz admirable". Estas son las maravillas que cada uno ha podido escuchar en su propia lengua. Por lo demás, la Buena Nueva del reino que llega y que ya ha comenzado, es para todos los hombres de todos los tiempos. Aquellos que ya la han recibido y que están reunidos en la comunidad de salvación, pueden y deben comunicarla y difundirla. 


 [...]14 [...] —La Iglesia es depositaria de la Buena Nueva que debe ser anunciada. Las promesas de la Nueva Alianza en Cristo, las enseñanzas del Señor y de los Apóstoles, la Palabra de vida, las fuentes de la gracia y de la benignidad divina, el camino de salvación, todo esto le ha sido confiado. Es ni más ni menos que el contenido del Evangelio y, por consiguiente, de la evangelización que ella conserva como un depósito viviente y precioso, no para tenerlo escondido, sino para comunicarlo. 


- Enviada y evangelizada, la Iglesia misma envía a los evangelizadores. Ella pone en su boca la Palabra que salva, les explica el mensaje del que ella misma es depositaria, les da el mandato que ella misma ha recibido y les envía a predicar. A predicar no a sí mismos o sus ideas personales, sino un Evangelio del que ni ellos ni ella son dueños y propietarios absolutos para disponer de él a su gusto, sino ministros para transmitirlo con suma fidelidad.