lunes, 1 de mayo de 2017

El cuidado de la familia en el Nuevo Testamento.

El Evangelio nos exhorta a poner a Dios sobre todas las cosas, incluida la familia.   

"El que ama su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; y el que ama su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí". San Mateo: 10, 37.

Se refiere a:

- Las divisiones familiares que traería el evangelio en la familia debido a que unos creerían en Cristo y otros no. Esto en algunos casos extremos o en algunas vocaciones podría significar incluso la separación de la familia.

- Cualquier amor humano, incluido a nosotros mismos debe estar subordinado y ordenado al amor a Dios.

Pero esto no significa que Dios no desee que nos hagamos cargo de nuestra familia. Lo habitual es que los amemos en Dios y que nos santifiquemos cotidianamente con ellos.

San José tuvo la misión de custodiar y proteger a Jesús (el Hijo de Dios) y a María (nueva Arca de la Alianza). La Sagrada familia es el modelo. En el matrimonio todo padre y madre de familia tienen la misión de ser protectores y custodios el uno del otro y de sus hijos.

Jesús manifiesta su preocupación por el mandamiento de honrar a los padres: 

- "Les decía también: "¡Qué bien violáis el mandamiento de Dios, para conservar vuestra tradición! Porque Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre, y: el que maldiga a su padre o a su madre, sea castigado con la muerte. Pero vosotros decís: 'Si uno dice a su padre o a su madre: Lo que de mí podrías recibir como ayuda lo declaro korbán -es decir: ofrenda - ya no le dejáis hacer nada por su padre y por su madre, anulando así la palabra de Dios por la tradición que os habéis transmitido; Y hacéis muchas cosas semejantes a éstas". San Marcos 7, 9-13.

También los apóstoles en sus cartas hablan numerosas ocasiones del deber del cuidado  y responsabilidad familiar: esposos, padres, hijos, ancianos...

San Pablo llega a afirmar: 

- "Si una viuda tiene hijos o nietos, que aprendan éstos primero a practicar los deberes de piedad para con los de su propia familia y a corresponder a sus progenitores, porque esto es agradable a Dios". 1ª epístola a Timoteo 5, 4.

- "Si alguien no tiene cuidado de los suyos, principalmente de sus familiares, ha renegado de la fe y es peor que un infiel". 1ª epístola a Timoteo, 5, 8.

Las responsabilidades familiares suelen ser uno de los ámbitos más habituales para santificarnos. También debemos evangelizar y orar por nuestros familiares.

IFC.